¿Que puede pasar con la pareja cuando eres madre?

También es probable que aparezcan tensiones con tu pareja, sobre todo al principio.

Habrás dedicado, los primeros años, más tiempo a tu hijo/a y la relación de pareja se ha visto alterada.

Puede que tu pareja lo viva como un abandono de la que hasta ahora fue su compañera. Eso depende también de la madurez emocional de tu pareja y del instinto maternal de cada uno.

Voy hacer una premisa sobre cuáles son los actores que intervienen en una relación de pareja.

En la relación de pareja intervienen tres actores que son:

– El “Yo”, la mamá/mujer (que los primeros años, es mamá-hijo/a).

A partir de la separación emocional, alrededor de los 2-3 años, el niño ya sabe nombrarse solo, sabe quién es, que es un ser distinto de la madre.

En esta etapa empiezan a tomar relevancia otras personas, como el padre, los abuelos, la guardería, amigos etc.

En esta fase tendrás más tiempo para tus aficiones, hobbies, ocio, tu familia de origen, amigas/amigos, trabajo, proyecto personal o profesional, etc.

– El “Tu”, que sería tu pareja y, por lo tanto, sus aficiones, sus hobbies, su familia de origen, trabajo, etc.

El “Nosotros”. Sois los dos, tú y tu pareja: el compartir momentos juntos, aficiones, el compromiso mutuo.

Ahora te invito a una reflexión: ¿Cómo está el nosotros en este momento en tu vida sentimental?

¿Hay algo que se pueda mejorar? ¿Ya no cultiváis un nosotros? ¿Lo quieres recuperar?

¿O ya no lo quieres? ¿Ya no hay compromiso mutuo?

Déjate sentir y ábrete a lo que salga. Cualquier respuesta es buena, solo te sirve para darte cuenta en el aquí y ahora de cómo está la relación.

Es inevitable la crisis de pareja si estos tres actores no están en equilibrio.

Que es lo que también puede estar pasando.

Según Bert Hellingher en los órdenes del amor, “la pareja viene antes que los hijos”

Los hijos han venido gracias al amor y a la unión de mamá y papá. A ellos no les corresponde otro rol que aquel de ser hijos, ninguno más. Los padres fueron y llegaron antes que los hijos.

Los hijos sabiendo eso y ocupando su propio lugar, descansan, están libres y el orden es restablecido.

A veces los conflictos afloran porque no se respeta este orden jerárquico. La pareja se pone en segundo plano, a pesar de haber superado ya la fase de la fusión emocional, burbuja mamé-bebé (primer año aproximadamente).

Muchas veces también me he encontrado con que, sin darse cuenta, las madres se olvidan de ellas mismas y

se dedican completamente a la crianza. Su vida autónoma y su pareja ya no existen.

En algunas parejas a veces es suficiente con mejorar la comunicación.

La comunicación para una pareja es como la respiración para un cuerpo.

A veces las madres no sabemos bien qué necesitamos y desviamos la verdadera necesidad hacia otra cosa completamente diferente. Te pongo un ejemplo que me pasaba a mí el primer año de tener al bebé:

Yo necesitaba que me cuidasen, que me abrazasen y le pedía a mi pareja que preparara la mesa para la cena o que cambiara el pañal al niño, cosas que yo podía hacer en aquel momento perfectamente sola.

Pero en realidad lo que necesitaba de él era su presencia, palabras bonitas, silencio, cariño.

Es importante conectar con nuestra necesidad y comunicarla claramente para poder ser atendida correctamente, lo mismo si se ha decidido ir por separado.

Laura Gudman dice “LA FAMILIA NACE CON  EL PRIMER HIJO/A”.

Es probable que también  haya que revisar los acuerdos tácitos iniciales que, a esta altura de la relación, después de ser padres, ya no sirven. Hay que firmar , como otro contrato, revisarlo y comunicarlo.

Para que una relación de pareja fluya y funcione se necesita un equilibrio entre el dar y recibir.

En la pareja no se trata de un amor incondicional como aquél que se siente por los hijos.

Joan Garriga, en el libro “El buen amor en la pareja”, lo explica perfectamente. Os aconsejo este libro porque explica muy bien la relación de pareja.

En él dice que, si uno de los dos da mucho, puede originar en el otro un sentimiento de deuda y puede empequeñecerlo. Ya no hay igualdad. Hay que dar lo que el otro pueda devolver sin que tenga que perder la dignidad.

Piensa que esa crisis se puede utilizar para que la pareja crezca o, si se ha decidido ir por separado, también se puede encontrar una manera sana y ventajosa para toda la familia.

¡Siempre hay una solución!

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